El conde Drácula ha vivido en la no-muerte durante siglos, si no milenios. Expulsó a los otomanos fuera de Rumanía, y llegó a ser conocido como Vlad el Empalador por su brutal y sangriento modo de acabar con sus enemigos. Fue testigo de la devastación que causó la peste negra y de las increíbles innovaciones de la revolución industrial.
Posee una riqueza infinita, y así también de infinita es su astucia, es padre de una progenie sedienta de sangre, innumerable y esparcida por toda Europa. Él es, de lejos, el vampiro más poderoso, una leyenda. Sin embargo, cuatro valientes mortales están determinados a encontrarlo y destruirlo a toda costa, de una vez por todas.
En el juego de mesa “La Furia de Drácula”, un jugador asume el papel del conde Drácula, mientras propaga sigilosamente su malvada influencia por toda Europa. Hasta otros cuatro jugadores toman el papel de personajes emblemáticos como el Dr. Abraham Van Helsing, el doctor John Seward, Lord Arthur Godalming y Mina Harker.
Durante el día los cazadores viajarán por toda Europa, en busca de posibles pistas sobre el paradero de Drácula. Por la noche, investigan el lugar en el que se encuentran, preparándose para el próximo día. Y es por la noche cuando Drácula crea nuevos vampiros, pone trampas a los cazadores y, sigilosamente, se traslada a una nueva ubicación. Ya sea un cazador quien encuentre a Drácula, o sea el conde quien se tope con algún cazador, se enfrentarán en una brutal lucha por sus vidas.
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